Has llegado a mí, como llegan las primeras lluvias de la primavera. Sin previo aviso y sorprendiéndome sobremanera.
Aún saboreo en el paladar de mi mente la corriente eléctrica que me sacudió el cuerpo cuando supe de tu existencia. Cuando la sangre que nos conecta reconoció tu vida. Apenas cinco semanas de crecimiento, en las que ya conoces el amor y el cariño que te profesa tu entorno.
Pero no temas, la guardiana que te ha tocado está forjada con el más duro de los metales. Su corazón es como una ornamentación repleta de piedras preciosas. Llena de un amor, ternura y amabilidad que no conocen parangón y con una humanidad que define su esencia. De existir un sorteo, en este te ha tocado el premio gordo, pequeñe.
Y es que tu guardiana lucha día a día para superarse y para dejar una huella positiva tras su paso. Un recordatorio que despierte sonrisas y ablande hasta las más duras seseras. Porque sí, vivimos en un mundo duro, no te voy a mentir. Es muy duro y se encuentra repletos de baches y gravilla levantada en el duro asfalto, pero es un mundo que presenta una miríada de belleza y fulgor. Además, vienes con sorpresa; una familia dura de roer.
Tan, tan dura es, que a veces no nos soportamos los unos a los otros. Pero te adelanto que eso pasa en todas las casas. En todas toditas se cuecen habas. Nosotros no íbamos a ser menos. Cuando pasa, nos vamos a beber un vasito de agua fresca y todo se olvida en un periquete.
La espera se va a hacer eterna, pero te prometo que atesoraré cada momento de ella. Que sirvan estas líneas de prueba fehaciente de que en mí contarás siempre con un guía y un protector más -no andas escaso de ellos-. Aun así, como bien te contará “ella”, la riqueza reside en la calidad y no en la cantidad. Hoy en día, tienden a enseñarnos a querer más y más. Aléjate de esos conceptos. Tú tendrás todo lo que un niño o niña necesita para ser feliz. No te faltará amor y cariño y se te enseñarán valores de responsabilidad, que te darán todas las armas necesarias para desenvolverte con soltura en este planeta. Haz buen uso de ellas.
Te prometo ser el vigía que guarde tus sueños y aleje tus tormentas, que te proporcione dosis de cazasueños eternos. Te prometo también ser el faro que arroje luz sobre las tinieblas en el camino y te permita hallar el camino de vuelta a casa y prometo trabajar codo con codo con “ella”.
No temas, pequeñe. No te pasará nada. Tienes a un ángel de la guardia, tu currita que te guarda. Porque sus ojos vivían para proteger a los suyos y de especial manera, a “ella”. Así que todo lo que provenga de “ella”, de seguro tendrá su bendición. Mujer fuerte como un nudoso y entrelazado olivo que proveyó de todo lo que produjo en su vida a los suyos. No entendía de libros, ni de letras, pues su mundo estuvo protagonizado por los cayos en las manos y las rodillas marcadas de tanto duro trabajo. Si pudiéramos resumirla, te diría que fue una mujer resolutiva que hallaba sustento donde fuese, incluso en unas bellotas crudas.
Ella nació Monserrat Pulido y dio vida a la rama Alcaide Monserrat y en sus genes transportamos el arrojo y el ahínco que mostraron aventureros dispuestos a recorrerse el mundo para buscar tierras fértiles con las que dar de comer a los suyos. Ventura y oportunidad allá donde la tierra lo procurase.
A ti te pido que tomes ejemplo de los sacrificios que tus mayores hicieron y exprimas cada momento y vivas con plenitud. Sé fuerte y sé bueno con quien te rodea. Sé compasiva, pero resiliente. Admite tus victorias, pero también tus errores. Aléjate de la vanidad y la envidia y cultiva tus luces. Aprende de tus fallos e intenta saber convivir con ellos. No te desesperes si es difícil. Todo lo que merece la pena en esta vida lo es. Con algunos convivirás toda tu vida, porque nuestra capacidad de cambiar nuestro temperamento e instinto está limitada. Pero aquello que te hace mal y puedas cambiar, cámbialo. No te refugies en excusas y ten siempre la actitud de lucha. Porque esa actitud te dará alas para volar a donde quieras.
Tanto si tu ambición es enorme, como si te conformas con poco, sólo te imploro que recuerdes todo esto, pero que ante todo vivas. Ama con fuerza y déjate querer, pero quiere también. No te conformes con el amor, puesto que sólo vivimos una vez y te mereces exprimir la naranja. El néctar habrá merecido la pena.
También tienes otro Romero Alcaide dispuesto a presentar batalla por ti. Quizá conectes con él más rápido que conmigo. Siempre se le dio bien. Verás que hay capacidades innatas y esa es una de sus virtudes. Podrás exprimir las pequeñas cosas de la vida con él y conocerás el mal sabor de boca que dejan sus bromas, y el mal olor de sus flatulencias inoportunas. Con todo, lo querrás con todo tu corazón. Porque es noble y bueno en esencia.
Tienes dos grandes como abuelos. Un gran cajuna y una piedra dura de Chipiona/Córdoba que no se puede aguantar – de lo grande que es -. Ambos te van a colmar de infinito amor y sabiduría. Nunca te faltará de nada con ellos y te mimarán con locura.
Recuerda que no estás sola y que siempre, donde quiera que estés, los Romero Alcaide estaremos contigo.
Siempre.
Tu pequeño gran saltamontes.
PD: Te apretaré la mano, a veces muy fuerte. Puede que te moleste, pero a medida que crezcas, atesorarás cada apretón y lo recordarás con una sonrisa. Créeme, lo sé.